viernes, 4 de julio de 2008

El helenismo

El helenismo

... una “chispa de la hoguera”...
El profesor de filosofía había empezado a enviar las cartas
directamente al viejo seto, pero por costumbre Sofía echó un
vistazo al buzón el lunes por la mañana.
Estaba vacío. No podía esperar otra cosa. Empezó a bajar el
Camino del Trébol.
De pronto descubrió una fotografía en el suelo. Era una foto de un
jeep blanco con una bandera azul. En la bandera ponía “ONU”.
¿No era la bandera de las Naciones Unidas?
Sofía miró el dorso de la foto y descubrió por fin que era una
postal. A “Hilde Møller Knag c/o Sofía Adnundsen.....” Llevaba un
sello noruego y un matasellos del batallón de Naciones Unidas,
viernes 15 de junio 1990.
¡15 de junio! ¡Ese día era el cumpleaños de Sofía!
En la postal ponía:
Querida Hilde: Supongo que piensas celebrar tu decimoquinto
cumpleaños. ¿O lo harás al día siguiente? Bueno, la duración del
regalo no tiene ninguna importancia. De alguna manera durará
toda la vida. Te vuelvo a felicitar. Ahora habrás entendido por qué
envió las postales a Sofía. Estoy seguro de que ella te las enviará a
ti.
P. D. Mamá me dijo que habrás perdido tu cartera. Prometo pagar
las 150 coronas que perdiste. En el colegio te darán otro carnet
escolar, supongo, antes de que cierre por vacaciones.
Mucho cariño de tu papá.
Sofía se quedó como pegada al asfalto. ¿Qué fecha tenía el
matasellos de la postal anterior? Algo en su subconsciente le estaba
diciendo que también la postal con la foto de una playa tenía fecha
del mes de junio, aunque faltaba todavía un mes entero. No había
mirado bien...
Miro el reloj y volvió a toda prisa a casa. Hoy tendría que llegar un
poco tarde al colegio, no tenía otro remedio.
Abrió con la llave y subió corriendo a su cuarto, donde buscó la
primera postal para Hilde debajo del pañuelo rojo de seda. Pues sí,
también esta postal llevaba el matasellos de la de junio. ¡El día del
cumpleaños de Sofía el día antes de la llegada de las vacaciones de
verano!
Pensaba intensamente mientras corría hacia el Centro comercial,
donde se encontraría con Jorunn.
¿Quién era Hilde? ¿Cómo era posible que el padre de esa chica
diera más o menos por sentado que Sofía conocería a Hilde? En
todo caso no parecía lógico que enviara las postales a Sofía, en
lugar de enviarlas directamente a su hija. ¿Se trataba de una
broma? ¿Quería sorprender a su hija en el día de su cumpleaños
utilizando a una chica totalmente desconocida como detective y
cartero? ¿Por eso le había dado un mes de ventaja? ¿La razón de
utilizarla a ella como intermediaria podría ser que deseaba
regalarle a su hija una nueva amiga? ¿Sería ése el regalo que
“duraría toda la vida”?
Si ese extraño hombre se encontraba de verdad en el Líbano,
¿como había podido localizar las señas de Sofía? Y había algo
más: Sofía y Hilde tenían al menos dos cosas en común. Si también
Hilde cumplía años el 15 de junio significaba que las dos habían
nacido el mismo día, y las dos tenían un padre que viajaba por el
mundo.
Sofía se sintió transportada hacia un mundo mágico. Quizás
debería uno creer en el destino a pesar de todo. Bueno, bueno, no
debía sacar conclusiones así de rápidamente, todo podía tener una
explicación natural. Pero cómo podía Alberto Knox haber
encontrado la cartera de Hilde cuando Hilde vivía en Lillesand, que
estaba a más de 300 km de Oslo?
Y por qué había encontrado esa postal en el suelo? ¿Se le habría
caído al cartero justo antes de llegar al buzón de Sofía? ¿Pero por
qué había perdido justamente esa postal?
–¡Estás loca! –exclamó Jorunn al ver a Sofía junto al Centro
Comercial.
–Lo siento.
Jorunn la miró con severidad, como si fuera ella misma una
profesora.
–Espero que tengas una buena explicación.
–Tiene algo que ver con la ONU –dijo Sofía–. He sido retenida por
una milicia hostil en el Líbano.
–¡Ya! Lo que pasa es que te has enamorado.
Se fueron corriendo al colegio.
El control de religión, para el que Sofía no había tenido tiempo de
prepararse, se hizo a tercera hora. En la hoja ponía:
Concepto de la vida y tolerancia
1. Haz una lista de lo que puede saber una persona. Haz a
continuación una lista de lo que solamente podemos creer.
2. Señala algunos factores que contribuyan a formar el concepto
de la vida de una persona.
3. ¿Qué se pretende decir con “conciencia”? ¿Crees que todos los
seres humamos tienen la misma conciencia?
4. ¿Qué significa dar prioridad a determinados valores?
Sofía se quedó mucho rato pensando antes de empezar a escribir.
¿podría utilizar algo de lo que había aprendido de Alberto Knox?
tendría que hacerlo, porque hacía días que no había abierto ni
siquiera el libro de religión. Cuando por fin se puso a escribir, las
frases le venían como a chorros.
Sofía escribió que podemos saber que la luna no es un queso y
también que hay cráteres en la cara posterior de la luna, que tanto
Sócrates como Jesús fueron condenados a muerte, y que todos los
seres humanos van a morir antes o después, que los grandes
templos de la Acrópolis fueron construidos después de las guerras
persas, unos 400 años antes de Jesucristo, y que el oráculo mas
importante de los griegos fue el de Delfos. Como ejemplo de la
pregunta sobre lo que sólo podemos creer mencionó lo de si hay o
no hay vida en otros planetas, y si existe o no existe Dios, si hay
una vida después de la muerte y si Jesús era el hijo de Dios o
simplemente un hombre muy sabio. «Lo que es seguro es que no
podemos saber de dónde viene el mundo», escribió al final. «El
universo puede compararse con un gran conejo que se saca de un
gran sombrero de copa. Los filósofos intentan subirse a uno de los
pelos finos de la piel del conejo con el fin de mirar al Gran Mago a
los ojos. Aún no sabemos si alguna vez lograran su propósito. Pero
si un filosofo se sube a la espalda de otro, y así sucesivamente,
saldrán cada vez más de la suave piel del conejo y entonces, y ésta
es mi opinión personal, lograrán su propósito.
»P. D. En la Biblia oímos hablar de algo que puede haber sido uno
de los pelos finos de la piel del conejo. Ese pelo se llama Torre de
Babel y fue arrasada porque al Mago no le gustó que esos
pequeños piojos humanos comenzaran a buscar el camino para
salir de ese conejo blanco que acababa de crear.”
Luego empezó con la segunda pregunta: «Señala algunos factores
que contribuyan a formar el concepto de la vida de una persona. En
este tema la educación y el entorno eran, sin duda, factores muy
importantes. Las personas que vivieron en la época de Platón
tenían un concepto de la vida diferente al de muchas personas de
hoy en día simplemente porque vivieron en otra época y en otro
ambiente. También eran decisivas las experiencias que uno había
optado por buscar. Y la razón no dependía del entorno, era común
para todas las personas. A lo mejor se podrían comparar el entorno
de las condiciones sociales con la situación que reinaba en el fondo
de la caverna de Platón. Mediante su razón cada individuo puede
empezar a salir de la oscuridad dc la caverna, pero ese camino
requiere una considerable cantidad de valor personal. Sócrates es
un buen ejemplo de alguien que logró librarse de las ideas
imperantes en su propia época mediante su razón. Finalmente
escribió: “Hoy en día se estrechan cada vez más las relaciones
entre personas de muchos países y culturas diferentes. Pueden
cohabitar en el mismo bloque cristianos, musulmanes y budistas.
Entonces es más importante tolerar la fe de los otros que preguntar
por qué no todos creen en lo mismo”.
Pues sí, a Sofía le pareció que podía utilizar bastante de lo que
había aprendido del profesor de filosofía. Luego añadió un poco de
sus propios razonamientos, además de cosas que había leído y oído
en otros contextos.
Se puso con la tercera pregunta: «¿Qué se pretende decir con
“conciencia” ? ¿Crees que todos los seres humanos tienen la misma
conciencia?. De este tema se había hablado mucho en clase. Sofía
escribió: Por “conciencia” se entiende la capacidad de los seres
humanos de reaccionar ante lo que es bueno y lo que es malo. Yo
opino que todas las personas estamos provistas de esta capacidad,
es decir que la conciencia es algo con lo que se nace. Sócrates
había dicho lo mismo. Pero exactamente lo que dice la conciencia
es algo que puede variar mucho de una persona a otra. Sobre este
tema puede ser que los Sofistas pusieran el dedo en la llaga. Ellos
pensaron que lo que es bueno y lo que es malo es, en primer lugar,
algo que se decide en el ambiente en el que se cría cada uno.
Sócrates, en cambio, pensó que la conciencia es igual en todos los
seres humanos. Quizás ambas partes tuvieran razón. Aunque no
todas las personas sienten vergüenza al mostrarse desnudas, casi
todas tienen mala conciencia si se comportan mal con otra persona.
Además hay que señalar que tener conciencia no es lo mismo que
utilizarla. En algunas situaciones puede parecer que las personas
actúan sin escrúpulo alguno, pero, en mi opinión, existe también en
esa gente una conciencia, aunque esté muy escondida. De ese
modo puede parecer que algunos seres humanos también carecen
totalmente de razón, pero sólo es porque no la utilizan.
»P. D. Tanto la razón como la conciencia pueden compararse con
un músculo. Si un músculo no se usa, se irá atrofiando cada vez
mas.
Ya solo quedaba una pregunta: “¿Qué significa dar prioridad a
determinados valores”?. También sobre ese tema habían hablado
mucho últimamente. Puede resultar valioso, por ejemplo, saber
conducir, para poder desplazarse rápidamente de un sitio a otro.
Pero si el automovilismo causara la muerte de los bosques y el
envenenamiento de la naturaleza, uno se encontraría ante una
“elección de valores”. Tras pensarlo mucho tiempo, Sofía llegó a la
conclusión de que serían más valiosos los bosques sanos y la
naturaleza limpia que el llegar rápidamente al trabajo. También
puso algunos ejemplos más. Al final escribió: “Mi opinión personal
es que la filosofía es una asignatura más importante que la
gramática inglesa. Sería por lo tanto sensato dar prioridad a la
incorporación de la filosofía en el programa lectivo y a cambio
reducir un poco las clases de inglés.
En el último recreo el profesor llamó aparte a Sofía.
–Ya he leído tu examen de religión –dijo–. Estaba el primero del
montón.
–Espero que te diera que pensar.
–Precisamente de eso quería hablarte. En cierto modo eran unas
contestaciones muy maduras. Sorprendentemente maduras, Sofía.
E independientes y personales. ¿Pero habías estudiado la lección?
Sofía no supo qué contestar.
–Has dicho antes que valoras las reflexiones personales.
–Bueno... sí... Pero hay límites.
Sofía miró al profesor a los ojos. Le pareció que se lo podía
permitir después de todo lo que había vivido estos días.
–He empezado a leer filosofía –dijo–. Da una buena base para
formar opiniones personales.
–Pero a mí no me resultará fácil calificar tu examen. Tendré que
ponerte o un sobresaliente o un suspenso.
–Porque o he contestado del todo correctamente, o del todo mal.
¿Es eso lo que quieres decir?
–Digamos un sobresaliente –dijo el profesor–. Pero la próxima vez
te estudias también la lección.
Cuando Sofía llegó a casa aquella tarde dejó tirada la cartera en la
escalera y se fue corriendo al Callejón. Sobre las gruesas raíces
había un sobre amarillo. Estaba totalmente seco por los bordes, de
modo que haría tiempo que Hermes lo habría dejado.
Se llevó consigo el sobre y abrió la casa con la llave. Primero dio
de comer a los animales y luego subió a su cuarto. Se echó sobre la
cama, abrió la carta de Alberto y leyó.

Mapa de Grecia

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