viernes, 4 de julio de 2008

La causa final

La causa final

Antes de dejar el tema de la «forma» de todas las cosas vivas y
muertas. y que nos dice algo sobre las posibles actividades de las
cosas, debo añadir que Aristóteles tenía una visión muy particular
de las relaciones causa y efecto en la naturaleza.
Cuando hoy en día hablamos de la «causa» de esto y de lo otro, nos
referimos a cómo algo sucede. El cristal se rompió porque Petter le
tiró una piedra; un zapato se hace porque el zapatero junta unos
trozos de piel cosiéndolos. Pero Aristóteles pensaba que hay varias
clases de causas en la naturaleza: menciona en total cuatro causas
diferentes. Lo más importante es entender qué quiere decir con lo
que él llamaba «causa final».
En cuanto a la rotura del cristal, cabe preguntar el por qué Petter
tiró la piedra al cristal. En otras palabras: preguntamos qué
finalidad tenía. No cabe duda de que la intención o el «fin»
también juega un importante papel en el proceso de fabricación de
un zapato. Pero Aristóteles contaba con una «causa final» también
en lo que se refiere a procesos de la naturaleza completamente
inanimados. Nos bastará con un ejemplo.
¿Por qué llueve, Sofía, seguramente habrás aprendido en el colegio
que llueve porque el vapor de agua de las nubes se enfría y se
condensa formando gotas de agua que caen al suelo debido a la
acción de la gravedad. Aristóteles estaría de acuerdo con este
ejemplo. Pero añadiría que sólo has señalado tres de las causas. La
causa material es que el vapor de agua en cuestión (las nubes) se
encontraban justo allí en el momento en el que se enfrió el aire. La
causa eficiente (o agente) es que se enfría el vapor del agua, y la
causa formal es que la «forma» o la naturaleza del agua es caer al
suelo. Si no dijeras nada más, Aristóteles añadiría que llueve
porque las plantas y los animales necesitan el agua de la lluvia para
poder crecer. Ésta era la que él llamaba causa final. Como ves,
Aristóteles atribuye a las gotas de agua una tarea o una intención.
Supongo que nosotros daríamos la vuelta a todo esto y diríamos
que las plantas crecen porque hay humedad, y que crecen naranjas
y uvas para que los seres humanos las coman.
La ciencia hoy en día no piensa así. Decimos que la comida y la
humedad son condiciones para que puedan vivir los animales y las
personas. Si no fuera por estas condiciones, nosotros no habríamos
existido. Pero no es intención del agua ni de las naranjas darnos de
comer.
En lo que se refiere a las causas, estamos tentados a decir que
Aristóteles se equivocó. Pero no hay que apresurarse. Mucha gente
piensa que Dios creó el mundo tal como es, precisamente para que
las personas y los animales pudiesen vivir en él. Sobre esta base es
evidente que se puede decir que el agua va a los ríos porque los
animales y los seres humanos necesitan agua para vivir. Pero en
este caso estamos hablando de la intención o el propósito de Dios,
no son las gotas de la lluvia o el agua de los ríos los que desean
nuestro bien.

Mapa de Grecia

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