viernes, 4 de julio de 2008

Los estoicos

Los estoicos

Los cínicos tuvieron importancia para la filosofía estoica, que
nació en Atenas alrededor del año 300 a. de C. Su fundador fue
Zenón, que era originario de Chipre pero que se unió a los
cínicos después de un naufragio. Solía reunir a sus alumnos bajo
un pórtico. El nombre «estoico» viene de la palabra griega para
pórtico (stoa). El estoicismo tendría más adelante gran
importancia para la cultura romana. Como Heráclito, los estoicos
opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la
misma razón universal o «logos».
Pensaban que cada ser humano es como un mundo en miniatura,
un «microcosmos», que a su vez es reflejo del «macrocosmos».
Esto condujo a la idea de que existe un derecho universal, el
llamado «derecho natural». Debido a que el derecho natural se
basa en la eterna razón del ser humano y del universo, no cambia
según el lugar o el tiempo. En este punto tomaron partido por
Sócrates y contra los sofistas.
El derecho natural es aplicable a todo el mundo, también a los
esclavos. Los estoicos consideraron los libros de leyes de los
distintos Estados como imitaciones incompletas de un derecho
que es inherente a la naturaleza misma.
De la misma manera que los estoicos borraron la diferencia entre
el individuo y el universo, también rechazaron la idea de un
antagonismo entre espíritu y materia. Según ellos sólo hay una
naturaleza. Esto se llama monismo (contrario, por ejemplo, al
claro «dualismo» o bipartición de la realidad de Platón).
De acuerdo con el tiempo en el que vivieron, los estoicos eran
«cosmopolitas», y por consiguiente más abiertos a la cultura
contemporánea que los «filósofos del tonel» (los cínicos).
Señalaban como muy importante la comunidad de la humanidad,
se interesaron por la política y varios de ellos fueron hombres de
Estado en activo, por ejemplo el emperador romano Marco
Aurelio (121-180 d. de C.). Contribuyeron a promocionar la
cultura y filosofía griegas en Roma y, en particular, lo hizo el
orador, filósofo y político Cicerón (106-43 a. de C.). Él fue quien
formuló el concepto de humanismo, es decir esa idea que coloca
al individuo en el centro. El estoico Séneca (4 a. de C. - 65 d. de C.)
dijo unos años más tarde que «el ser humano es para el ser
humano algo sagrado». Esta frase ha quedado como una
consigna para todo el humanismo posterior.
Los estoicos subrayaron además que todos los procesos
naturales, tales como la enfermedad y la muerte, siguen las
inquebrantables leyes de la naturaleza. Por tanto, el ser humano
ha de conciliarse con su destino. Nada ocurre fortuitamente,
decían. Todo ocurre por necesidad y entonces sirve de poco
quejarse cuando el destino llama a la puerta. El ser humano
también debe reaccionar con tranquilidad ante las circunstancias
felices de la vida; en esta idea se nota el parentesco con los
cínicos, que decían que todas las cosas externas les eran
indiferentes. Incluso hoy en día hablamos de una «tranquilidad
estoica» cuando una persona no se deja llevar por sus
sentimientos.

Mapa de Grecia

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